Fran Benavides Chile, 1998

Benavides explora la represión psicológica y el abuso farmacológico a través del caos liberador de la plástica. Toda su  producción contiene un factor atemporal que podría perfectamente situarnos en un salón de exposición del grupo Cobra.

Con influencias profundas del expresionismo abstracto, Benavides hace suya la energía gestual de las corrientes post guerra de mediados del siglo XX. Se encuentra latente la inmediatez de la información automática subconsciente, un grito contenido y encausado que termina ordenando el universo de cada una de sus obras.

Existe una efervescencia en sus trazos que prometen llevarnos a una evolución sorprendente, estamos ante un artista que vive el proceso de su obra a la par que transita su propia experiencia. 

Es evidente el llamado de atención que encierra su pintura, se intuye ante ella un espíritu encarcelado que intenta derribar los muros de su propia mente.  Estamos quizás ante un creador a quien el arte viene a traducir,  aliviando en parte el dolor de reconocerse un ser humano en tiempos deshumanizados.

 

“Una pintura no es una amalgama de líneas y colores: es un animal, una noche, un grito, un ser humano, y todo ello a la vez”.

Constant Nieuwenhuys.

 

Francisco Benavides, Santiago 1998. Pese a que el dibujo nunca fue su principal interés ni destacó en esta área cuando niño, a los 17 años comenzó a demostrar habilidades que impresionaron a su entorno, siempre admiró la capacidad de dibujo de los artistas de talla mundial, ver exposiciones y obras de arte fue su pasión durante la adolescencia y juventud. 

A los 19 años comienza a estudiar Artes visuales en una Universidad  de Santiago de Chile, de donde es expulsado por consumo de alcohol. Posterior a este episodio al cumplir 20 años es internado por un mes en un psiquiátrico donde es diagnosticado con un trastorno psicótico. Este diagnóstico llevaría al psiquiatra tratante a sobre medicarlo negligentemente, el pintor sufrió los que en sus propias palabras denomina como “un coma durante 4 años”.

A partir de los veinticuatro años al cambiar de psiquiatra y con ello salir del infierno de la medicación con antipsicóticos, finalmente logra regresar a su pasión ingresando en la carrera de Arte en una nueva Universidad.

Benavides integró el taller Dardo de los artistas Raimundo Edwards y Ernesto Zamora. También estudió junto al destacado artista chileno Ignacio Gumucio. Su obra recibe múltiples influencias destacando; Christopher Wool, Richard Prince, Damien Hirst, Basquiat y Andy Warhol.

“Mi artista favorito con diferencia es Picasso, a quién considero el Maradona de la pintura”.

Francisco Benavides originalmente pasaba largas horas trabajando dentro de su taller. Hoy se recuesta sobre la cama y apunta las ideas que llegan. Luego las desarrolla y finalmente las materializa.