Felipe Coaquira Peru, 1978

Al igual que otros lugares del mundo, América narra la historia de sus orígenes a través de hebras entrelazadas en las manos de sus habitantes. Encontrar los primeros vestigios de esta actividad ancestral es una tarea tan compleja como escribir el árbol genealógico de toda la civilización humana. 

 

Al desentrañar el pulso de esta acción mecánica y emotiva de unir, tocar fibras y construir tramas, es inevitable situarnos como conciencias conectadas  al espacio que habitamos, necesitadas de comunicar una cosmovisión y alentadas por esa especie de motor creativo que nos empuja a re-crear la realidad a través del cedazo de nuestra impronta cultural.

 

La obra de Felipe Coaquira traspasa diversas fases culturales insertas en el variopinto paisaje de los ensamblajes entre la América pre-hispánica rica en manifestaciones artesanales de valor incalculable y los saberes académicos propios de las bellas artes, con todo ese acervo dado a la reflexión estética y el cuestionamiento técnico. 

 

“El año 2015 fui invitado a un curso de telar Mapuche, aprendí a compartir con aquella comunidad maravillosa que me acogió y enseñó su cultura, la conexión que se creó fue suficiente para comprender y resumir ese código de armonía desde los mismos lenguajes que compartimos como pueblos hermanos estando a kilómetros de camino”

 

Sin embargo en el viaje del artista, así como en el mito del héroe de Joseph Campbell, somos impelidos  a encontrarnos con nuestra propia identidad antes de abrazar el flujo expresivo tal, que libere el contenido absoluto de la belleza que la historia personal es capaz de manifestar a través de los medios.

 

“Recordé mis años de infancia cuando mi abuela llegaba del cuzco de visita a Arequipa, yo jugando con sus ovillos de lana y ella preparando sus telares, recuerdos hermosos llegaron a mi mente que me vincularon de inmediato al textil”

 

En un principio acuarelista, Coaquira se abastece de conceptos de  teoría del color y  composición que son evidentes en su manera de estructurar sus obras. Desde el boceto previo, hasta los puntos de inicio dados con hilo, el artista logra articular planos, ángulos y escorzos mediante puntadas.

 

“En mi caso trato de buscar un lenguaje más personal con el hilo, me identifico mucho con la fuente cultural, códices y narrativas de la historia en las artes visuales, sus caracteres, toponimias, ritos etc”.

 

La mezcla de técnicas a ratos desconcierta e introduce al espectador a un trance cromático psicodélico donde los colores saturados propios de nuestra cultura andina contrastan de una manera abismal con la postal de hormigón postmoderno en la que habitamos.  De alguna manera Coaquira nos conecta con una fuerza aún latente y manifiesta en las fiestas religiosas altiplánicas, en elementos representativos de la cosmogonía de los Andes y en  el espíritu ebullente de las etnias que construyen y sostienen a través del arte la poderosa identidad Latinoamericana.

 

El espíritu barroco y exquisito , de una carga expresiva única , con destellos de diversas corrientes pictóricas y a la vez fuertemente conectado a los haceres ancestrales, crean un contraste de alturas tan considerables como el territorio que cobija su quehacer.

 

Felipe Coaquira es quizás uno de los exponentes que dentro de la una sinfonía clásica , sería la nota disonante , el matiz rockero de un influjo de siglos, quizás la chispa que denota un incendio de colores, un grito contenido en las voces de toda un continente.


Felipe Coaquira nació en  Arequipa , Perú , en 1978.

 

Luego de estudiar Bellas Artes en Lima, vive por casi 14 años en Santiago de Chile, donde un acercamiento al arte textil Mapuche impulsa su regreso a Perú, tras lo cual re-conecta con su herencia cultural paterna de la riqueza textil Colca. 

 

 Allí comienza una prodigiosa trayectoria en las artes plásticas multidisciplinarias llevándolo a recibir múltiples premios y realizar decenas de exposiciones individuales y colectivas por América y el mundo.

 

La obra de Felipe Coaquira Charca constituye una hipérbole visual desde el magnífico enfoque de sugestivas ficciones que maravillan tanto en su complejidad plástica desde el arte multidisciplinario, como el gran manejo cromático del bordado mediante fibras sintéticas y algodón, su trabajo pictórico desde el hilo busca más allá de una recreación entre personajes y fetichismo, proyectando escenas en una reconstrucción de nuestro contexto e historia.